22 de septiembre de 2008

El rey ciclotímico

Hoy me he levantado con el día un poco raro. Necesitaba buscar en mi memoria un cuento que me sirviera para un día como hoy. Lo encontré y me funcionó, ojalá os sirva a vosotros para días nublados, porque, aunque parezca mentira, todo pasa.

Había una vez un rey muy poderoso que reinaba un país muy lejano. Era un buen rey. Pero el monarca tenía un problema: era un rey con dos personalidades.

Había días en que se levantaba exultante, eufórico, feliz. Ya desde la mañana, esos días aparecían como maravillosos. Los jardines de su palacio le parecían más bellos. Sus sirvientes, por algún extraño fenómeno, eran amables y eficientes esas mañanas.

En el desayuno confirmaba que se fabricaban en su reino las mejores harinas y se cosechaban los mejores frutos. Esos eran días en que el rey rebajaba los impuestos, repartía riquezas, concedía favores y legislaba por la paz y por el bienestar de los ancianos. Durante esos días, el rey accedía a todos los pedidos de sus súbditos y amigos.

Sin embargo, había también otros días. Eran días negros. Desde la mañana se daba cuenta de que hubiera preferido dormir un rato más. Pero cuando lo notaba ya era tarde y el sueño lo había abandonado.

Por mucho esfuerzo que hacía, no podía comprender por qué sus sirvientes estaban de tan mal humor y ni siquiera lo atendían bien. El sol le molestaba aun más que las lluvias. La comida estaba tibia y el café demasiado frío. La idea de recibir gente en su despacho le aumentaba su dolor de cabeza.

Durante esos días, el rey pensaba en los compromisos contraidos en otros tiempos y se asustaba pensando en cómo cumplirlos. Esos eran los días en que el rey aumentaba los impuestos, incautaba tierras, apresaba opositores.

Temeroso del futuro y del presente, perseguido por los errores del pasado, en esos días legislaba contra su pueblo y su palabra más usada era NO. Consciente de los problemas que estos cambios de humor le ocasionaban, el rey llamó a todos los sabios, magos y asesores de su reino a una reunión.

—Señores –les dijo— todos ustedes saben acerca de mis variaciones de ánimo. Todos se han beneficiado de mis euforias y han padecido mis enojos. Pero el que más padece soy yo mismo, que cada día estoy deshaciendo lo que hice en otro tiempo, cuando veía las cosas de otra manera.
Necesito de ustedes, señores, que trabajéis juntos para conseguir el remedio, sea brebaje o conjuro que me impida ser tan absurdamente optimista como para no ver los hechos y tan ridículamente pesimista como para oprimir y dañar a los que quiero.


Los sabios aceptaron el reto y durante semanas trabajaron en el problema del rey. Sin embargo todas las alquimias, todos los hechizos y todas las hierbas no consiguieron encontrar la respuesta al asunto planteado. Entonces se presentaron ante el rey y le contaron su fracaso.
Esa noche el rey lloró.

A la mañana siguiente, un extraño visitante le pidió audiencia. Era un misterioso hombre de tez oscura y raída túnica que alguna vez había sido blanca.

—Majestad –dijo el hombre con una reverencia—, del lugar de donde vengo se habla de tus males y de tu dolor. He venido a traerte el remedio.

Y bajando la cabeza, acercó al rey una cajita de cuero. El rey, entre sorprendido y esperanzado, la abrió y buscó dentro de la caja. Lo único que había era un anillo plateado.

—Gracias –dijo el rey entusiasmado— ¿es un anillo mágico?

—Lo es –respondió el viajero—, pero su magia no actúa sólo por llevarlo en tu dedo...Todas las mañanas, apenas te levantes, deberás leer la inscripción que tiene el anillo. Y recordar esas palabras cada vez que veas el anillo en tu dedo.

El rey tomó el anillo y leyó en voz alta:
Debes saber que ESTO también pasará.

Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

17 de septiembre de 2008

El cruce del río

En la vida siempre tenemos excepciones, cualquier regla las tiene.
Es difícil saber cuando una regla tenemos que saltarla o sacrificar algo para hacer algo que tú consideras que esta bien. Pero a veces, es necesario no cumplir las normas y dejarse un poco llevar por el corazón, porque sólo así, podrás distinguir entre lo que está bien y lo que está mal...
Pensando en ello, me viene a la mente una historia...

Había una vez dos monjes zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio. Cuando llegaron al río, vieron a una mujer que lloraba en cuclillas cerca de la orilla. Era joven y atractiva.
-¿Qué te sucede?- le preguntó el más anciano.
-Mi madre se muere. Está sola en casa, al otro lado del río, y yo no puedo cruzar. Lo intenté -siguió la joven-, pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda... Pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora... Ahora que habéis aparecido vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar...
-Ojalá pudiéramos -se lamentó el más joven-. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Lo tenemos prohibido... Lo siento.
-Yo también lo siento- dijo la mujer. y siguió llorando. El monje más viejo se arrodilló, bajó la cabeza y dijo: Sube.
La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su hatillo de ropa y subió a horcajadas sobre el monje.
Con bastante dificultad, el monje cruzó el rió, seguido por el joven. Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acercó al anciano monje con intención de besar sus manos.
-Está bien, está bien -dijo el viejo retirando sus manos-, sigue tu camino.
La mujer se inclinó con gratitud y humildad, recogió sus ropas y corrió por el camino hacia el pueblo.
Los monjes, sin decir palabra, retomaron su marcha al monasterio. Aún les quedaban diez horas de caminata...
Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:
-Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro voto de abstinencia. No obstante, cargasteis sobre vuestros hombros a aquella mujer a través de todo lo ancho del río.
-Yo la llevé a través del río, es cierto. pero ¿qué te pasa a ti que todavía la cargas sobre tus hombros?

13 de septiembre de 2008

La leyenda del verdadero amigo

¿Qué hacer cuando un amigo del alma te decepciona? Quizás esta historia que me conto mi abuelo hace ya muchos años te ayude a responder esa pregunta...

"Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA.

Intrigado, el amigo preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?

Sonriendo, el otro amigo respondió:
"Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo".

Porque nunca debemos olvidar las cosas buenas que por nosotros han hecho...

12 de septiembre de 2008

El árbol de los amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.

El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos,con quienes dividimos nuestro espaciopara que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado.Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.

Pero lo que nos deja mas felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud,suerte y prosperidad.Hoy y siempre...
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de si y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.


Un vaso de leche

Me dispongo a merendar, mi bol lleno de cereales y ahora voy a por la leche...
Quizás este sea un buen momento, para contarte este cuento:


UN VASO DE LECHE

"Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela, encontró que sólo le quedaba una simple moneda de diez centavos, y tenía hambre. Decidió que pediría comida en la próxima casa. Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso de agua.

Ella pensó que él joven parecía hambriento así que le trajo un gran vaso de leche. Él lo bebió despacio, y entonces le preguntó:

- "¿Cuanto le debo? "
- "No me debes nada," contestó ella.
"Mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad".

Él dijo .....
- "Entonces, te lo agradezco de todo corazón."

Años después esa joven mujer enfermo gravemente. Los doctores locales estaban confundidos. Finalmente la enviaron a la gran ciudad,donde llamaron a especialistas para estudiar su rara enfermedad.

Se llamó al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando oyó el nombre del pueblo de donde ella vino, una extraña luz llenó sus ojos.

Inmediatamente subió del vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla. La reconoció en seguida.
Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor para salvar su vida.Desde ese día prestó atención especial al caso. Después de una larga lucha, ganó la batalla.
El Dr. Kelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla. Él la reviso y entonces escribió algo en el borde y le envió la factura al cuarto de la paciente.

Ella temía abrirla, porque sabia que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos. Finalmente la abrió, y algo llamo su atención en el borde de la factura.Leyó estas palabras.....

"Pagado por completo hace muchos años con un vaso de leche - (firmado) Dr. Howard Kelly".

Lágrimas de alegría inundaron los ojos de la chica y su feliz corazón.

La flor

Para parar un poco y pensar...
porque cuando esta flor se seca ya es tarde...
no la descuides...

Había una joven muy rica que tenía de todo, un marido maravillo, hijos perfectos, un empleo que le daba muchísimo bien, una família unida. Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y las obligaciones le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria en algún área.
Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido ... Y así las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después.

Hasta que un día, su padre, un hombre muy sabio le dio un regalo. Una flor carísima y rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo.
Y le dijo: Hija, esta flor te va a ayudar mucho, ¡más de lo que imaginas! Tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores. La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual.Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa, miraba la flor y las flores todavía estaban allá, no mostraban señal de flaqueza o muerte, apenas estaban allá, lindas, perfumadas. Entonces ella pasaba de largo. Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió.

Ella llegó a casa y se llevó un susto, La flor estaba completamenta muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y sus hojas amarillas.La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que había ocurrido.
Su padre entonces respondió: Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor,porque no existe otra flor igual a esa, ella era única al igual que tus hijos, tu marido y tu familia.Todas son bendiciones que el Señor te dio, pero tú tienes que aprender a regarlos, podarlos y darles atención, pues al igual que la flor, los sentimientos también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla.

¡CUIDA A LAS PERSONAS QUE AMAS!

Texto de :Oscar De Alba

Bienvenidos

Welcome, welcome!

Por fin, ya me he abierto un blog.

Supongo que este blog es bastante distinto a los que estamos acostumbrados a leer, no se trata de un blog para contar mis vivencias. Simplemente es un proyecto que tenía en mente hace mucho tiempo.
Siempre me ha gustado leer, además mi familia ha sido siempre muy dada a contar cuentos, así que me sé cientos de cuentos. Lo que pasa que luego por falta de tiempo o porque la mente no es tan rápida, no consigo aplicarlos en el momento exacto, tal y como hacía mi abuelo.

Como yo no tengo ese don, he decidido abrir este blog, para compartir con los niños (y ya sabeis que por la vida de una maestra pasan muchos), y también, con los no tan niños, todos estos cuentos.

Espero niños que os guste y que aprendais mucho.

Con cariño:

Lobo Atento