30 de diciembre de 2011

Nada mejor que despedir el año con una sonrisa

Precioso video que nos recuerda aquello que ya sabemos y que...
 a veces olvidamos.
Me despido de vosotros hasta el año que viene y... ¡Feliz año nuevo a todos!

Un regalito para todos

Muchas gracias Pitusa por este regalito.
Un poco tarde, lo reconozco, ya que me lo entrego hace unos meses y no habia tenido oportunidad de publicarlo.
Llegan las navidades, Santa Claus y aqui en España también llegan los Tres Reyes Magos a traer regalos a todos los niños.
Y este premio se lo quiero enviar a... (redobles de tambores, por favor)....
A todos vosotros/as porque aunque este meses sin escribir los comentarios, seguidores y visitas siguen aumentando. Muchas gracias y felices fiestas.

16 de octubre de 2011

Sobre la gente...

Hay gente que con sólo decir una palabra
enciende una ilusión y los rosales
que con solo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano;
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
llega a todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que así, tan necesaria.
Hamler Lima Quintan
¿Y tú? ¿Conoces a alguien así?

1 de octubre de 2011

La princesa busca marido

"Aquel que te haga llorar no merece tus lágrimas;
y aquel que se las merezca no te hará llorar".

Puedes empeñarte en intentar abrir puertas cerradas, olvidando aquellas que han abierto para ti, o simplemente puedes aceptar, admitir que quizás esa persona no era para ti.
Quizás esa persona no te merecía.



"Cuando tu estas en una relación, y te das cuenta que pudiendo evitar una migaja de sufrimiento el otro no hace... es porque todo se ha terminado".

2 de junio de 2011

¿Quién desea aún este billete?

Iba con prisas, pero tenía que terminar de limpiar antes de ir al trabajo. Me quedaba ya solo una estantería, la de los libros, así que fuí sin mucho cuidado. Uno de los libros cayó al suelo y el gato salió asustado del cuarto. Bajé de las escaleras para cogerlo. Se había abierto por la página 279, lo cogí y sin poder evitarlo leí...

"Cassan Said Amer cuenta la historia de un conferenciante que comenzó un seminario sosteniendo un billete de 20 dólares y preguntando:
- ¿Quién quiere este billete de 20 dólares?
Se levantaron varias manos, pero el conferenciante advirtió:
- Antes de entregarlo, es necesario hacer algo.
Lo arrugó con toda su furia e insistió:
- ¿Quién quiere aún este billete?
Las manos continuaron levantadas.
- ¿Y si hago esto?
Lo tiró contra la pared, lo dejó caer al suelo, lo arrugó, lo pisoteó y una vez más mostró el billete, ahora inmundo y arrugado. Repitió la pregunta y las manos continuaron levantadas.

- Ustedes no pueden olvidar jamás esta escena- comentó el conferenciante-. No importa lo que yo haga con este dinero, continúa siendo un billete de veinte dólares. Muchas veces en nuestras vidas somos aplastados, pisados, maltratados, ofendidos; ahora bien, valemos, aun así, lo mismo".

Paulo Coelho

Cerré el libro. Sí, ahora comprendo.
Dedicado para aquellas personas que han olvidado su valor.

28 de abril de 2011

Por el puente

Todo el mundo va con prisas. Hoy he ido a una tienda, cerraban a las 20:00 h y eran las 19:34 h, pero aún así, las empleadas daban prisa a los clientes. La tienda estaba llena, y tal y como van ahora las cosas por aquí, hoy era su día de suerte, muy bueno para el negocio y para evitar sus propios despidos, pero aun así... tenian prisa.
-Por favor, póngase ya en la cola- me decía con tono un poco alto la empleada.
-Ya, ya... ya voy- le contesto, mientras miro el reloj. Tengo ganas de decirle a la empleada que aun falta media hora para el cierre, pero me prefiero callar y me pongo en la cola.
Observo mientras tanto. Las empleadas cada vez más nerviosas, se les atascan los tickets de la compra. Al moverse, se tropiezan entre ellas... La otra empleada sigue mandando a los clientes a la cola con el tono cada vez más alto. Los clientes se van malhumorados, algunos se marchan sin comprar...
Y hablando sobre las prisas y la poca paciencia, me viene a la mente este cuento...


Cuentan que a la vera de un río había un monasterio de santos monjes que tenían sus campos de labranza y su granja en la otra orilla. El río era caudaloso y el puente para atravesarlo estaba a media hora corriente abajo. Si llegar a la granja era pesado volver de ella lo era todavía más puesto que la subida era fatigosa.
Uno de los monjes, Fray Juan, bueno como el pan y humilde como la ceniza, iba y volvía en tan poco tiempo que el Abad se maravillaba de su presteza. El Abad anciano y venerable nunca iba a la granja pues se cansaba en exceso; en su lugar mandaba a Fray Juan y en sus manos los encargos parecía que iban volando.

Un día el Abad le dijo a Fray Juan que le contara cómo se lo hacía para ir tan deprisa desde el monastareio a la granja.
- Es que Dios me ha hecho el favor de ir y venir sobre el agua- le respondió Fray Juan.
-¿Por qué Dios te ha hecho tal favor, Fray Juan?- respuso sorprendido el venerable Abad.
-Tal vez porque tengo mucha paciencia y nunca me enfado. dijo el monje en voz muy baja.
-¿Y yo no podría pasar también sobre el agua?- preguntó el Abad recordando que tenía el genio vivo y la paciencia no era su mayor virtud.
-Espero que Dios también le conceda este favor si no se enoja en adelante- susurró el buen monje.

El Abad también obtuvo el favor de Dios porque desde aquel momento no se irritó ni perdió la paciencia. Iba a los campos y a la granja y volvía de ellos andando por encima de las aguas del río.
Si en alguna ocasión el Abad mostraba muestras de enfado, Fray Juan se apresuraba a recordarle: "Padre Abad, no se irrite; si no, tendrá que pasar por el puente". Y el Abad reprimiía su cólera y recobraba la serenidad y la paciencia.

Un día muy caluroso de veran se oyó un grito: "¡Hay fuego en la granja!¡Hay fuego en la granja!". -Tenemos que ir por el camino corto, Fray Juan.
-Por él iremos, Padre Abad, pero sobretodo no se enfade de los contrario tendremos que ir por el puente.
-No te preocupes, Fray Juan, me sabré contener.


Después de haber ayudado a los granjeros a apagra el fuego, cuando solo quedaban brasas esparcidas, el Abad quiso conocer cuál era la causa de aquel desastre.
Los granjeros, muy avergonzados, le confesaron que sus hijos habían pegado fuego a los pajares, ya que andaban jugando con teas encendidas; el viento había hecho el resto.
El Abad, al oírlo, mudó su rostro que tomó un aire severo, terrible, y montó en cólera como si se hubiera roto un dique por la fuerza del agua. Fray Juan le tiraba de la manga y le repetía: "No se irrite, por favor; si no, tendremos que pasar por el puente".

El Abad no le hizo ningún caso. Ni las súplicas de Fray Juan ni los tirones de hábito lo calmaron. Su genio resurgió no había muerto, sólo estaba oculto, como dormido. Su enfado era tan grande que gritó vociferó, dio patadas contra el suelo y llegó a amenazar con su bastón a los traviesos muchachos.
Al volver al monasterio, el Abad enfilaba ya el camino corto, cuando Fray Juan lo descartó diciéndole:
- Reverendo Padre Abad, hoy, puesto que se ha enojado, el agua no lo sostendrá; tendremos que ir por el puente.
Cuando la ira nos hace perder algún premio o alguna ventaja, como acontece a menudo, podemos recordar este cuento y decir resignados:
"Tendremos que ir por el puente"
Jacint Verdaguer



Y supongo que las empleadas, el día que se queden sin trabajo, pensarán para si mismas... "tendremos que ir por el puente"... o quizás digan que la culpa es de la crisis... ¿quién sabe? Pero esa ya es otra historia...


¡Qué desgraciados quienes no tienen paciencia!

¿Cuándo se curó una herida en un instante?

(William Shakespeare)

14 de marzo de 2011

No siempre se gana

"No siempre se gana"- me dijo mi abuelo en una tarde donde todos mis primos me habian ganado jugando a las damas.
Esta vez voy a tener que aplicarme el cuento.

Volveré a sonreir, lo prometo. Pero me duele aprender cosas nuevas... cosas a las que no me acostumbraría ni pasados cien años. Y es que esta vez, la caida ha sido buena...

Si soy sincera... tengo miedo (y no debería) de no recuperarme, o peor, de que me vuelva a pasar. Toda mi seguridad se ha quedado al lado de ese Stop. Triste, sin fuerzas... ¿Dónde esta la persona optimista de siempre?

Y es que en esta vida, como en las damas,... NO SIEMPRE SE GANA.

Y ahora, solo me queda sacar lo mejor de mi misma, de lo bueno, lo mejor y de lo mejor... Bueno, sacando lo mejor voy que chuto XD ¡Milagritos a Lourdes!



Y esta canción demuestra que lo bueno, siempre se puede mejorar.
Desearme suerte para la próxima vez...

1 de febrero de 2011

El amor y el tiempo

"Hubo un tiempo en el que en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban los sentimientos como habitamos hoy en la tierra. En esta isla vivían en armonía el Amor, la tristeza, y todos los otros sentimientos.


Un día en uno de esos que la naturaleza parece estar de malas, el amor se despertó aterrorizado sintiendo que su isla estaba siendo inundada.Pero se olvidó rápido del miedo y cuidó de que todos los sentimientos se salvaran.

Todos corrieron y tomaron sus barcos, y subieron a una montaña bien alta, donde podrían ver la isla siendo inundada pero sin que corriesen peligro. Solo el amor no se apresuró, el amor nunca se apresura. El quería quedarse un poquito más en su isla, pero cuando se estaba casi ahogando el amor se acordó de que no debía morir. Entonces corrió en dirección a los barcos que partieron y gritó auxilio.

La Riqueza, oyendo su grito, trató luego de responder que no podría llevarlo ya que todo el oro y la plata que cargaba temía que su barco se hundiera. Pasó entonces la Vanidad que también dijo que no podría ayudarlo, una vez que el amor se hubiese ensuciado ayudando a los otros, ella, la Vanidad no soportaba la suciedad. Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza que se sentía tan profunda que no quería estar acompañada por nadie. Pasó también la Alegría, pero tan alegre estaba que no oyó la suplica del amor. Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la superficie del agua y comenzó a menguar.

Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco. El viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hacia la montaña más alta, junto con los otros sentimientos.

Recuperándose el amor le preguntó a la Sabiduría quien era el viejito que lo ayudó, a lo que esta respondió:
-El Tiempo

El Amor cuestionó :
-¿Por qué solo el Tiempo pudo traerme aquí?

La Sabiduría entonces respondió:
- Porque sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a los lugares más difíciles... "