21 de mayo de 2009

Compartir nuestra luz

Si pudiera escribir en una lista todas las personas maravillosas que han pasado a lo largo de mi vida, aquellas que me han aportado algo, que me han enseñado, me han hecho darme cuenta o simplemente han dejado huella; creo que más de la mitad de los nombres de toda la lista saldrían de estos últimos años.


Personas con luz propia, que un día, decidieron compartir esa luz conmigo.
A veces me siento en deuda con todas ellas.

Lo bueno de esta lista es que se puede ampliar, pero no se puede borrar nadie. Quien entró se queda para siempre, en mi memoria, en mis recuerdos...

Lince, encontre tu cuento. Siento que no te diga Adiós, pero al menos habla de personas como tú. Espero que te guste. Y sobra decirte, que tú estas en esa lista.


Hu-Song (¡menudo nombre!) filósofo de Oriente, contó a sus discípulos la siguiente historia:
"Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada.

Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aún así no se podía ver nada.

Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó".

Uno de los discípulos pregunto a Hu-Song:
- "¿Qué nos enseña, maestro, este relato?"
Y Hu-Song contestó:
- "Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario, la hace crecer."

Y hay personas que tienen esa luz.
Capaces de alumbrar en los lugares más oscuros, de dar calma y serenidad cuando hace falta, y dar calor cuando se necesita.

Saben que su luz puede ayudar y la comparten, con la esperanza de que los demás sigan su ejemplo y enciendan su luz, su propia luz.
Y solo asi, solo asi... se consigue alumbrar el mundo.

Personas como Lince... que hacen que el mundo sea un poco menos oscuro.



Lince:

No me quiero poner muy sentimental, pero si decirte que ha sido un placer estar contigo estos dos últimos años, trabajando codo a codo... y que has estado ahi, como un buen amigo, sobretodo eso. Cuidándome, restando importancia a las cosas serias y haciendome reir y reir. ¡Qué grande eres Lince!
Y si sabes contar... cuenta conmigo. Aqui me tienes.

Gracias Lince por tanta luz y por tan buen trabajo realizado. Vete contento y tranquilo, la máquina gira sola.

Te echaremos de menos (bueno, te echamos ya mucho de menos)


Por qué perder las esperanzas
de volverse a ver.
Por qué perder las esperanzas
si hay tanto querer.
No es más
que un hasta luego,
no es más
que un breve adiós.
Muy pronto junto al fuego
nos reuniremos.



Buena caza y largas lunas te deseamos HG y yo.