29 de octubre de 2008

La leyenda de Jack O- Lantern

Se acerca el día de Todos los Santos. En España la tradición hace que no se celebre con alegría, porque es el día en que todos nos acordamos de nuestros familiares fallecidos y les llevamos flores a su tumba. Así que para muchos es un día triste.

Pero desde hace ya algunos años y cada vez más, se ha puesto de moda celebrar la noche de Halloween (como se hace en otros países). Mucho más alegre y donde los niños se lo pasan bomba.
Y hoy actualizo con una leyenda del origen de Halloween.

La historia proviene de la vieja Irlanda.
Cuenta la leyenda que Jack era un hombre sombrío, de corazón oscuro y malas intenciones.
Tan malo era que llegó a hacer tratos con el diablo en los que le hizo jurar que nunca intentaría robarle el alma, que nunca la aceptaría y menos aún se la reclamaría.
Cuando la muerte llamó a la puerta de Jack, se le planteó un grave problema: le cerraron las puertas del cielo debido a su terrible historial de maldades cometidas en vida; pero tampoco le aceptaron en el infierno ya que el mismísimo maligno le había prometido no aceptar su alma.
El diablo le entregó un carbón encendido para que se alumbrara en su viaje de vuelta a la Tierra.
Jack talló un nabo e introdujo el carbón encendido en su interior a modo de linterna. Desde entonce su espíritu vaga por todo el orbe, buscando un lugar donde poder descansar en paz.

Cuando los emigrantes irlandeses llegaron a Estados Unidos y vieron la abundancia de calabazas anaranjadas en su nuevo país, sustituyeron el nabo por la calabaza.

La gente creía que en la noche de Halloween( palabra que procede de All Hallow´s Eve, víspera de todos los santos), fantasmas y espíritus aparecerían para llevarles con ellos a su mundo infernal, y se disfrazaban para asustarles y espantarles. Además acostumbraban a dejarles comida y otros presentes en la puerta para contentarles y que no destrozaran sus hogares. La tradición del "trick or treat" (truco o trato) se implantó de tal forma en América que se sigue haciendo hoy en día.
FELIZ HALLOWEEN!!

26 de octubre de 2008

¿Cómo crecer?

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.

El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, una Fresia, floreciendo y más fresca que nunca.

El rey preguntó:
-¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

-No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado.

En aquel momento me dije:
"Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".

"Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia.
Simplemente mirate a tí mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona.
Puedes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por tí, o puedes marchitarte en tu propia condena"...

Jorge Bucay
Crece de la mejor manera que puedas.
Sin envidias, sin recelos...
Recuerda que casa persona es única. Y tú también lo eres.

22 de octubre de 2008

El puente

No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.
Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis.
Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero.
-Estoy buscando trabajo por unos días- dijo el extraño. Quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso.
-Sí -dijo el mayor de los hermanos. Tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor.
La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor.
¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.

El carpintero le dijo:
-Creo que comprendo la situación.

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo.
El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó.
No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.

En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:
-Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho.

Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.
-¡No, espera!. Quédate unos cuantos días, tengo muchos proyectos para ti -le dijo el hermano mayor al carpintero.

-Me gustaría quedarme -dijo el carpintero. Pero tengo muchos puentes por construir.

Recuerda esta historia. Y la próxima vez, antes de construir una barrera, construye un puente. Debemos aprender a perdonar.



19 de octubre de 2008

El hombre de la oreja verde

Un día, en el expreso de Soria a Monteverde,
vi que subía un hombre con una oreja verde.
No era ya un hombre joven, sino más bien maduro,
todo menos su oreja, que era de un verde puro.

Cambié pronto de asiento y me puse a su lado
para estudiar el caso de cerca y con cuidado.
Le pregunté: Esa oreja que tiene usted, señor,
¿Cómo es de color verde si ya es usted mayor?
Puede llamarme viejo -me dijo con un guiño-.
Esa oreja me queda de los tiempos de niño.

Es una oreja joven que sabe interpretar
voces que los mayores no llegan a escuchar:
oigo la voz del árbol, de la piedra en el suelo,
del arroyo, del pájaro, de la nube en el cielo.
Y comprendo a los niños cuando hablan de esas cosas
que en la oreja madura resultan misteriosas...
Todo eso me contó el hombre con una oreja verde
un día, en el expreso de Soria a Monteverde.

Y después de un Sábado más, rodeada de lobatos y troperos, me di cuenta al llegar a casa que mi oreja se volvió verde. ¿No es maravilloso?

12 de octubre de 2008

Pelea entre dos lobos

Este cuento lo escuche hace años en boca de mi abuelo. En su día no lo entendí y se me olvidó, pero gracias a San Google he podido recuperarlo; y ahora no solo lo entiendo sino que me parece maravilloso. Hoy me apetece compartirlo con vosotros.

Un Viejo Cacique de una tribu estaba teniendo una charla acerca de la vida con sus nietos.
Les dijo:
-Una gran pelea está ocurriendo en mi interior y es entre dos lobos.

Uno de los lobos representa la maldad, el temor, la ira, la envidia, el dolor, el rencor,la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, la mentira, el orgullo, la competencia, la superioridad y la egolatría.
El otro la bondad, la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la dulzura, la generosidad, la benevolencia, la amistad, la empatía, la verdad, la compasión y la fe.

Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes, y dentro de todos los seres de la tierra.

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo:
-Abuelo, dime: ¿Cuál de los lobos ganará?

Y el viejo cacique respondió simplemente...
- El que alimentes...




Fíjate amigo...
¿A cuál de los dos lobos estás alimentando hoy?

5 de octubre de 2008

El buscador

Después de leer el post de Danichi sobre las personas buscadoras, es compresible que me venga a la cabeza el cuento del buscador, uno de los más conocidos de Jorge Bucay.

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador...
Un buscador es alguien que busca; no necesariamente es alguien que encuentra.
Tampoco es alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.
Un día el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir, a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada… Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.
De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar.
El buscador traspaso el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.

Dejó que sus ojos eran los de un buscador, quizá por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción …

Abedul Tare, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra. Era una lápida, sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar…
Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado, también tenía una inscripción, se acercó a leerla. Decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.

El buscador se sintió terriblemente conmocionado.
Este hermoso lugar, era un cementerio y cada piedra una tumba.
Una por una, empezó a leer las lápidas.
Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto, fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 11 años.
Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
- No ningún familiar – dijo el buscador - ¿Qué pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos?.

El anciano sonrió y dijo:
-Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: "cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que, a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

A la izquierda qué fue lo disfrutado.
A la derecha, cuanto tiempo duró ese gozo.

Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?…¿Una semana?, dos?, ¿tres semanas y media?…
Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana? …
¿y el embarazo o el nacimiento del primer hijo?
¿y el casamiento de los amigos…?,
¿y el viaje más deseado…?
¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?
¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?… ¿horas?, ¿días?…

Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos...cada momento.

Cuando alguien se muere,
es nuestra costumbre
abrir su libreta
y sumar el tiempo de lo disfrutado
para escribirlo sobre su tumba.
Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero TIEMPO VIVIDO".




Sin ir más lejos, el otro quede con los amigos de siempre. No celebrábamos nada, ni era un día importante, simplemente quedamos para salir. Me fijé que mi amigo, últimamente se llevaba la cámara de fotos a todos lados. Cuando le pregunté para que se la llevaba, él me contestó "Cada momento es único y no se va a volver a repetir".
Vivimos mucho tiempo pero disfrutamos muy poco, y como dice este cuento, ese es el único y verdadero tiempo vivido, el que importa de verdad. Esos momentos que años más tarde, nos sigue sacando una sonrisa al recordarlos.
Quizás unos lleven libreta y otros lleven la cámara de fotos. Sea como sea, disfruta de cada momento, porque es cierto, cada momento es único y solo tú decides como vivirlo.

1 de octubre de 2008

Los tres sabios

Hoy, en un descanso, estaba hablando con una compañera sobre una antigua maestra. A mi compañera le parecía una mala maestra, que no escuchaba a sus alumnos y que siempre iba a su "bola".
Yo, sin embargo, la recuerdo como una buena persona, que se preocupaba por los problemas de sus alumnos. Parece mentira, que hablando de la misma persona, se tengan tan distintos puntos de vista.
Ahora que lo pienso me viene a la mente el cuento de "Los Tres Sabios":

Había una vez tres sabios. Y eran muy sabios. Aunque los tres eran ciegos. Como no podían ver, se habían acostumbrado a conocer las cosas con solo tocarlas. Usaban de sus manos para darse cuenta del tamaño, de la calidad y de la calidez de cuanto se ponía a su alcance.

Sucedió que un circo llegó al pueblo donde vivían los tres sabios que eran ciegos. Entre las cosas maravillosas que llegaron con el circo, venía un gran elefante blanco. Y era tan extraordinario este animal que toda la gente no hacía más que hablar de él.

Los tres sabios que eran ciegos quisieron también ellos conocer al elefante. Se hicieron conducir hasta el lugar donde estaba y pidieron permiso para poder tocarlo. Como el animal era muy manso, no hubo ningún inconveniente para que lo hicieran.

El primero de los tres estiró sus manos y tocó a la bestia en la cabeza. Sintió bajo sus dedos las enormes orejas y luego los dos tremendos colmillos de marfil que sobresalían de la pequeña boca. Quedó tan admirado de lo que había conocido que inmediatamente fue a contarles a los otros dos lo que había aprendido. Les dijo:
- El elefante es como un tronco, cubierto a ambos lados por dos frazadas, y del cual salen dos grandes lanzas frías y duras.

Pero resulta que cuando le tocó el turno al segundo sabio, sus manos tocaron al animal en la panza. Trataron de rodear su cuerpo, pero éste era tan alto que no alcanzaba a abarcarlo con los dos brazos abiertos. Luego de mucho palpar, decidió también él contar lo que había aprendido. Les dijo:
- El elefante se parece a un tambor colocado sobre cuatro gruesas patas, y está forrado de cuero con pelo para afuera.

Entonces fue el tercer sabio, y agarró el animal justo por la cola. se colgó de ella y comenzó a hamacarse como hacen los chicos con una soga. Como esto le gustaba a la bestia, estuvo largo rato divirtiéndose en medio de la risa de todos. Cuando dejó el juego, comentaba lo que sabía.
También él dijo:
- Yo se muy bien lo que es un elefante. Es una cuerda fuerte y gruesa, que tiene un pincel en la punta. Sirve para hamacarse.

Resulta que cuando volvieron a casa y comenzaron a charlar entre ellos lo que habían descubierto sobre el elefante no se podían poner de acuerdo. Cada uno estaba plenamente seguro de lo que conocía. Y además tenía la certeza de que sólo había un elefante y de que los tres estaban hablando de lo mismo, pero lo que decían parecía imposible de concordar.
Tanto charlaron y discutieron que casi se pelearon.
Pero al fin de cuentas, como eran los tres muy sabios, decidieron hacerse ayudar, y fueron a preguntar a otro sabio que había tenido la oportunidad de ver al elefante con sus propios ojos.

Y entonces descubrieron que cada uno de ellos tenía razón. Una parte de la razón.
Pero que conocían del elefante solamente la parte que habían tocado.
Y le creyeron al que lo había visto y les hablaba del elefante entero.

Es cierto, mi maestra, parecía una persona que iba a su "bola" y no escuchaba a sus alumnos, a mí es lo que me pareció en un principio. Sin embargo, y después de muchas charlas y tutorías, conocí no a la maestra sino a la persona y mi visión de ella cambió totalmente.

Para conocer realmente a las personas, tenemos que conocer la parte entera. Nos precipitamos al juzgar a las personas. Y sí, es posible que tengamos parte de razón, pero solo es eso, una parte. En la mayoría de veces, no damos tiempo a que la otra persona nos muestre todo lo que es.

Así que la próxima vez, antes de emitir un juicio o de pensar que tú tienes la única y exclusiva verdad, piensa en este cuento.