20 de agosto de 2012

La carretera vacía

Uno de mis cuentos favoritos, desconozco al autor, lo que si conozco es gente que se ha cruzado en mi vida con ciertas actitudes. A veces las personas podemos llegar a ser muy complicadas, como dice Antoine de Saint-Exupéry en el libro del Principito "es tan misterioso el país de las lágrimas..." No juzgues, no etiquetes, deja un margen y da tiempo a las personas para que demuestren quienes son. A veces las cosas no son lo que aparentan.

Alejandra caminaba con su padre cuando éste, de repente, se detuvo en una curva del camino. Después de un breve silencio le preguntó:

- Además del cantar de los pájaros, ¿qué oyes Alejandra?


La niña paró, aguzando sus oídos. Después de unos segundos respondió:

- Papá, estoy oyendo el ruido de una carreta que se acerca.

- Muy bien - respondió su padre -. Tienes razón, se está acercando una carreta vacía.

Alejandra, asombrada, preguntó a su padre:

- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la has visto?


Entonces el padre respondió:


- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido que hace. Cuanto más vacía está la carreta, mayor ruido hace.


Alejandra se convirtió en adulta y, siempre que veía una persona interrumpiendo una conversación y hablando demasiado de sí misma, de forma inoportuna o violenta, o presumiendo de lo que poseía, tenía la impresión de oír la voz de su padre diciendo:

"Cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace".


Saludos a tod@s, espero que les sirva en su viaje.

17 de mayo de 2012

Las etapas

En esta vida todo es pasajero, incluso nosotros, hoy estamos y mañana no lo sabemos. Nada hay tan estable como el cambio. Así que aunque duela, tenemos que vivir en constante transformación, algunas puertas se cerrarán en nuestras vidas y otras se abrirán, algunas personas vendrán y otras se irán, otras veces tendremos que decir adiós nosotros. Son etapas. Etapas que debemos aprender a cerrar.

Yo estoy cerrando etapas, cosas que ya simplemente no encajan en mi vida o que no me dejan avanzar. He cambiado, no soy la misma que hace cinco años, solo tengo que leer viejas entradas en este blog para darme cuenta.

Algunas puertas duelen mucho cerrarlas, es difícil porque no las quieres dejar ir, porque quedan muchas preguntas sin responder, porque piensas que has dado mucho para nada…
Y es aquí cuando tienes sólo dos opciones. Seguir aferrada a un pasado que jamás volverá y que, si volviera no sería lo mismo porque todo habría cambiado. O la otra opción, olvidar, perdonar, aprender… y seguir avanzando.

Y si te sientes identificado/a con lo que lees quizás este texto te ayude.


"Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida.

Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos. Como quiera llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó con su trabajo?, ¿Se acabó la relación?, ¿Ya no vive más en esa casa?, ¿Debe irse de viaje?, ¿La amistad se acabó?
Puede pasarse mucho tiempo de su presente "revolcándose" en los porqués, en devolver el casette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la Vida y seguir adelante.


No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, documentos por tirar, libros por vender o regalar. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir con sólo lo que tenemos en el presente!. El pasado ya pasó.

No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted. Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción.


Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar" (a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron. ¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve.
Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver. Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.


Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque: cuando usted vino a este mundo 'llegó' sin ese adhesivo, por lo tanto es "costumbre" vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito, ¡nada ni nadie nos es indispensable! Sólo es costumbre, apego, necesidad.


Pero .... cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.
¡Esa es la vida!"


Paulo Coelho
Un aullido para todos/as.

3 de marzo de 2012

Te deseo

Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así pero que si es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo que también tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, mas no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede nada más, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras, con urgencia máxima por encima y a pesar de todo, que existen , y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilquero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, sentirás bien por nada. Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea y la acompañes en su crecimiento para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol.

Te deseo además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas "Esto es mío", sólo para que quede claro quien es el dueño de quien.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero si muere alguno, puedas llorar sin lametarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes hablen sobre amor para recomenzar. Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.

Victor Hugo

Te lo deseo a ti, que me estás leyendo; y a ti, que nunca lo leerás. Se lo deseo a tanta gente...
¿A quién se lo deseas tú?

18 de enero de 2012

Belleza de la naturaleza

Me gustan las arrugas.... Algo extraño, pero me gustan. Se puede saber mucho acerca de la vida de una persona por sus arrugas, son como cicatrices que va dejando la vida. Se puede saber por ejemplo si ha sonreído mucho, lo cual significa que ha tenido una vida bastante feliz. Se puede saber si ha estado mucho tiempo bajo el sol, lo cual puede implicar una vida o trabajo duro, se puede saber si se ha cuidado más o menos, si ha adelgazado o engordado, si se ha alimentado bien... Solo hay que saber leerlas, es fácil, si no tienes miedo a preguntar y si observas bien.

Y, aunque nuestra sociedad esté en desacuerdo con ellas, a mi me gustan. Son bellas, son bonitas; porque cuentan una historia (cosa que no cuenta el bisturí, salvo si el cirujano es bueno o malo); y a mí, me gustan las historias…

Un sacerdote estaba a cargo del jardín dentro de un famoso templo zen. Se le había dado el trabajo porque amaba las flores, arbustos, y árboles. Junto al templo había otro templo más pequeño donde vivía un viejo maestro.

Un día, cuando el sacerdote esperaba a unos invitados importantes, tuvo especial cuidado en atender el jardín. Sacó las malezas, recortó los arbustos, rastrilló el musgo, y pasó un largo tiempo juntando meticulosamente y acomodando con cuidado todas las hojas secas. Mientras trabajaba, el viejo maestro lo miraba con interés desde el otro lado del muro que separaba los templos.

Cuando terminó, el sacerdote se alejó para admirar su trabajo.

- ¿No es hermoso?- le dijo al viejo maestro.

- Sí...- replicó el anciano,- pero le falta algo. Ayúdame a pasar sobre este muro y lo arreglaré por ti.

Luego de dudarlo, el sacerdote levantó al viejo y lo ayudó a bajar.

Lentamente, el maestro caminó hacia el árbol cerca del centro del jardín, lo tomó por el tronco, y lo sacudió. Las hojas llovieron sobre todo el jardín.

- Ahí está... ahora puedes llevarme de vuelta.

Nunca olvides que...
"Tú eres preciosa, es la sociedad la que es una mierda..."

Saludos a todos/as!!
Shhhh, ella no se lo cree, pero... ¿a qué tengo la mamá más guapa del mundo?