La festividad de Halloween se remonta hace más de tres mil años.
Los celtas celebraban el día de Samhain al final de la temporada de las cosechas y dando paso a la que entonces se conocía como la estación oscura. Era considerada como el Año Nuevo Celta y era, por lo tanto, una fiesta de transición de un año a otro y como la apertura a otro mundo.
Los druidas celebraban las festividades de Samhain, con una serie de festividades que duraban un semana, finalizando con la fiesta de los espíritus, después de la cual, se iniciaba un nuevo año. Se dice que los espíritus de los ancestros venían en esa fecha a visitar sus antiguos hogares.
Al anochecer de cada 31 de octubre, la costumbre era dejar comida y dulces fuera de sus casas y encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y el descanso junto al dios Sol, en las Tierras del Verano. En la noche de Samhain los vivos y los muertos podían comunicarse. Las barreras que los separaban desaparecían en aquel momento mágico. Los espíritus de los antepasados podían aconsejar a los vivos sobre el futuro, pero también se convocaban a los espíritus maléficos. Por eso, los druidas ordenaban encender hogueras y ahuyentar a los malos espíritus.
¡¡FELIZ HALLOWEEN!!